Cuando éramos tres, amando a Pizarnik.

Apuntes sobre la novela Cuando éramos tres (CLU Editores, 2025), del escritor argentino Pablo Di Marco.

Por Jesús Ovallos

1.

Una muchacha se enamora de su compañero en la Facultad de Filosofía y Letras en Buenos Aires. El compañero está enamorado a su vez de otra compañera, poeta. La poeta se enamoró de la muchacha enamorada. La poeta se llama Alejandra Pizarnik. 

2.

La acción comienza en la librería Norte de Buenos Aires. Una jovencísima Alejandra Pizarnik está a punto de lanzar La tierra más ajena, su primer poemario. Llueve a cántaros. Nadie vendrá, piensa la poeta, desastre, ¿Para qué se molesta? Empapado, Mario aparece en la puerta. Mario la ama y ve en Alejandra virtudes que la poeta no distingue en sí misma. Mario representa el amor propio de Alejandra. Ella no lo corresponde. No puede. El amor la desborda. Lupe llega vestida de rojo. Cuatro personas, la presentación es un éxito: el dueño de la librería, la poeta, el enamorado de la poeta y la mujer más bonita de la facultad.

3. 
Carlos, dueño de la librería, está convencido de tener en frente a la poeta más grande de su generación. También dice conocer a uno de los mejores narradores nuevos de Argentina. Carlos ve su librería como un barco, se considera el bohemio capitán de Norte, y a los visitantes como sus grumetes. Entre vinos y tangos, la habilidad descriptiva de Di Marco nos hace pensar que Norte es efectivamente una nave a la que el mar, o más bien la economía, vuelca en cualquier momento. Al fin y al cabo, muchas embarcaciones navegan más tranquilas que Norte.

4.
Años de lecturas y como librero le han dado a Carlos buena intuición para las jóvenes letras. Les pide que vuelvan a Norte, que un escritor desconocido pero bueno llamado Julio Cortázar presentará Bestiario, libro de cuentos de cortísimo tiraje. El tipo es encantador. Alejandra le sugiere que Fin de juego es mejor nombre para un libro que Continuidad de los parques. Julio toma el consejo. Ha nacido una complicidad eterna.

5.

La trama bien podría ser de una película pochoclera. Un triángulo amoroso, ¡Qué novedad! Podría decir algún incauto. Quizá no le falte la razón. Hace falta una escritura muy hábil para no caer en los tropos y el cliché que una historia mil veces contada siempre carga. Afortunadamente, la escritura de Di Marco es virtuosa y encantadora.

6

Se ha puesto de moda decir que el narrador en primera persona es el más respetuoso de todos, ya que no se mete en la cabeza de los personajes, y que no representa la realidad porque afuera del papel no podemos hacer lo mismo. Personalmente, no estoy de acuerdo con esas boberas. Pablo maneja un narrador omnisciente que de vez en cuando nos inmiscuye entre los personajes y sus pensamientos. La intromisión es tan bien manejada que la transición entre lo que se narra y la conciencia del personaje es casi imperceptible. Un acierto absoluto.

7. 

En una célebre declaración, García Márquez afirmaba que el escritor debía dejar “migas de pan” que el lector quisiera ir recogiendo en busca de una recompensa. Pablo Di Marco aplica este precepto de manera elegante y refinada. Cada capítulo termina en una situación que aboca al lector al siguiente capítulo y enriquece el universo de la novela. La lectura es ágil no por falta de recursos descriptivos, sino por la gran capacidad de narrar una situación seductora que se entrelaza con otra. Estoy tentado a decir “una narrativa que no da respiro”, pero la han repetido tanto que ya no tiene sentido. Igual, cualquiera podría decir eso del libro y no mentiría. 

8.
Quizá la cercanía del autor con el Río de La Plata le haga mantener un caudal que fluye en todas sus obras. Ya lo vimos en Las horas derramadas y en Tríptico del desamparo. En Cuando éramos tres deja ver escenas maravillosas en un espacio cerrado, es cierto, pero empieza con un aguacero y la librería va tomando forma de barco. Algo tiene Pablo Di Marco con el agua.

9. 

Al final del libro existe una interesante declaración de agradecimiento a la poeta Alejandra Lerma. La pluma de Lerma está presente en Cuando éramos tres a través de reflexiones fatales y poemas apócrifos de Pizarnik como parte del juego literario. La habilidad de la poeta Caleña enriquece la ya de por sí memorable prosa de la novela.

10¿Siente curiosidad por la vida de Pizarnik? Lea Cuando éramos tres. ¿No tiene idea de quién es Pizarnik pero le interesan los chismes de librería? Lea Cuando éramos tres. ¿Quiere recordar los amores y descubrimientos adolescentes a través de una atmósfera de ensoñación y nostalgia? Definitivamente lea Cuando éramos tres.

Deja un comentario

Discover more from La Cerbatana

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading

Subscribe To Our Newsletter

Subscribe to our email newsletter today to receive updates on the latest news, tutorials and special offers!